Ante la tumba de Libia Reyes, sus tres hermanos juran vengar su muerte. Llenos de rencor, Juan, Oscar y Franco se dirigen a la hacienda de Bernardo Elizondo, el hombre que sedujo a su hermana y la embarazó. Bernardo amaba realmente a Libia y pensaba divorciarse de su déspota y tiránica esposa Gabriela; sin embargo, muere en un extraño accidente y la hacienda queda en manos de Gabriela y su yerno Fernando.

Cuando los hermanos Reyes llegan a la hacienda, consiguen trabajo como albañiles y carpinteros. Cegados por su odio contra toda la familia Elizondo, los Reyes toman la decisión de seducir a las tres hijas de Bernardo y Gabriela, y luego abandonarlas, para que vivan en carne propia el dolor que sufrió Libia antes de morir. Juan seducirá a Sofía, Oscar a Ximena y Franco a Sarita.

Durante este tiempo, van descubriendo que no les será fácil cumplir su juramento. Las tres hermanas están sometidas a la tiranía de su madre, que no respeta su libertad e individualidad.

Juan descubre que Sofía es una mujer sensible y caritativa atormentada por haber sido violada, y que no es feliz en su matrimonio con Fernando, un hombre violento a quien no ama. Juan se enamora realmente de ella, y hace que Sofía por primera vez pueda tocar a un hombre sin sentir el rechazo que le dejó aquella terrible experiencia. La relación de Sofía y Juan no sólo se verá en peligro por el juramento de él, o por la presencia de Fernando, sino también por la llegada de Ruth Uribe, quien se encaprichará con Juan y tratará de conquistarlo a toda costa.

Oscar encontrará en Ximena a la mujer que siempre soñó. Ella es desenvuelta y desinhibida, una chica con ganas de vivir la vida intensamente. Su relación estará llena de sensualidad y picardía. No podrán evitar enamorarse uno del otro, lo que atormentará a Oscar porque tendrá que decidir entre el amor y la venganza.

Franco y Sarita descubrirán que son almas gemelas. Ambos son sensibles, amantes de la lectura e ingenuos. Vivirán un romance muy tierno, lleno de imprevistos. Pero Franco se verá torturado por la indecisión; antes de conocer a Sarita, ya se había enamorado de Rosario Montes, una cantante que trabaja en la cantina del pueblo. El rechazo de Rosario hace sufrir a Franco, quien ignora que ella sàlo ama, pero un oscuro vínculo la une a Fernando y éste ha jurado matar a quien se acerque a ella. Franco se debate entre dos caminos: amar a Rosario y cumplir su juramento, o romperlo y amar a Sarita.