Ana Leal, es una mujer alegre y optimista. Está feliz, pues finalmente le entregaron las escrituras de su casa, una propiedad pequeña que, con su mejor amiga Jennifer, ha logrado obtener con mucho esfuerzo; sin embargo, un desastre golpea su casa y Ana pierde todo lo que tiene.

 A la par, conocemos a Fernando Lascurain, un prestigiado empresario que recuerda con tristeza el primer aniversario de la muerte de su esposa. Fernando es el padre de siete hijos: Fanny, Nando, Alicia, Sebastián, los gemelos Alex y Guille y la pequeña Luz.  Estos siete “pequeños” se han encargado de hacerle la vida imposible a decenas de niñeras que han desfilado por la mansión Lascurain; sin embargo Fernando requiere de la ayuda obligatoria de una nana que cuide a sus hijos.

Ana desesperada por la terrible situación que está viviendo, se ve en la necesidad de pedir ayuda financiera a Doroteo, quien dirige el bar “Chicago”, un club nocturno para caballeros, donde trabaja Ana y Jennifer; sin embargo le concede el préstamo a cambio de que Ana firme un contrato que la obliga a seguir cantando por las noches en el bar.

Dos de los más grandes sueños de Ana es convertirse en una actriz famosa y tener una familia, pero su novio Johnny, quien funge como su representante, más que ayudarla, parece estancarla, sumado a que le huye al compromiso.

Las penurias y una inquietud de superarse, llevan a Ana a buscar otro trabajo. Su falta de experiencia, y su educación trunca le complican el proceso de encontrar un trabajo estable. No obstante, el destino le tiene algo preparado… Por un enredo, Ana termina acudiendo a la mansión Lascurain sin saber que ahàencontrará todo lo que ha soñado.

Ana tiene una conexión inmediata, con Luz y ayudará a que la pequeñita recupere el habla. Los otros hijos, en cambio, buscan hacerle la vida imposible para que renuncie como las demás nanas. Cuando Ana conoce Fernando, entre ellos surge una corriente “eléctrica”, a pesar de ser polos opuestos, la atracción es inevitable.

Como nana, Ana supera todos los retos y obstáculos que los niños le ponen. Coincide con ellos en el dolor de haber perdido a su madre, y con cariño, risas y juegos les devolverá la alegría. En cuanto a Fernando, debe vencer obstáculos más complicados, como Isabela, una mujer culta, refinada y que fue entrenada por su madre para cazar a un millonario. Su objetivo: Fernando Lascurain.

La mente le dice a Fernando que Isabela es la mejor candidata, pero el corazón le indica que es Ana, esa mujer espontánea y libre, que volvió a despertar la pasión en él. Ana, por su parte, vivirá una dura confusión cuando conozca a Diego, el hermano menor de Fernando, un hombre liberal y aventurero, que buscará robarle el corazón.

El amor entre Ana y Fernando es inevitable, pero necesitarán un corazón fuerte que los ayude a superar cada uno de los enredos que el destino les tiene preparado.